· Tratamiento, cumplimiento y adherencia: La gravedad y la causa de la anemia ferropénica
definirán el método que deba usarse en el tratamiento. Como ejemplo, los
ancianos sintomáticos con ferropenia intensa e inestabilidad cardiovascular
requerirán transfusiones de eritrocitos. Las personas jóvenes con una anemia
compensada pueden tratarse de forma más conservadora con reposición de hierro.
La cuestión más importante en este último caso es la identificación precisa de
la causa de la ferropenia. En la mayor parte de los casos de ferropenia (embarazadas,
niños y adolescentes en crecimiento, pacientes con episodios infrecuentes de
sangrado y quienes tienen una ingestión alimentaria deficiente de hierro)
bastará el tratamiento con hierro oral. En los pacientes con pérdidas de sangre
de causa infrecuente o malabsorción son prioritarias las pruebas diagnósticas
específicas y el tratamiento apropiado. Una vez realizado el diagnóstico de
anemia ferropénica y de su causa, y trazado un método terapéutico, existen tres
modalidades fundamentales.
Para valorar la respuesta al tratamiento se puede
realizar un hemograma a los 10-20 días de su inicio. Tras una o dos semanas de
iniciado el tratamiento se debe observar un incremento en la cifra de
reticulocitos en sangre (“crisis reticulocitaria”). La cifra de hemoglobina
debe incrementarse de forma significativa en 3 ó 4 semanas y se debe alcanzar
una cifra normal de Hb en dos a cuatro meses.
Si no se normaliza la cifra de hemoglobina en el
hemograma a las 4-6 semanas de iniciado el tratamiento debe considerarse: persistencia
de pérdidas sanguíneas, dosis inadecuadas, incumplimiento del tratamiento,
posibilidad de malabsorción y/o diagnóstico incorrecto.
Una vez corregida
la anemia, la ferroterapia debe mantenerse al menos 6 meses para replecionar
los depósitos de hierro.
o
Biblio: Harrison´s principles of internal medicine. 17th ed.
New Cork: Mc Graw-Hill; 2008.
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